"El hijo de dos mundos"
Las películas son como las personas. Uno puede enamorarse de ellas, y como con las personas, uno corre el riesgo de cometer el error de ponerlas en un pedestal, e idolatrarlas cuando no es debido. En el amor, es necesaria una dosis de falta de respeto, de atrevimiento. Cuando tiene miedo de mancillar algo intocable, el amante falla. J.J. Abrams y los guionistas Roberto Orci y Alex Kurtzman, por suerte, tienen la osadía de faltarle el respeto a Star Trek, y tocarla sin miedo. El gran problema que tiene George Lucas hoy en día es la ausencia de alguien que cuestione su visión, y así terminamos con decepcionantes precuelas de La Guerra de las Galaxias y una terrible cuarta Indiana Jones. Con una gran dosis de amor por el universo Star Trek, y la honestidad de señalar directamente donde creen que debe cambiar, se ha creado una nueva versión que logra lo en otro momento impensable: Una nueva Viaje a las Estrellas fiel al espíritu original, sin renegar del canon, perfectamente disfrutable por hasta el fan mas hardcore, y reinventada para atraer al publico en general.
La historia comienza con la aparición súbita de una gigantesca nave, que inmediatamente arrasa con el USS Kelvin, nave de la Federación. Heroicamente, Tiberius Kirk, oficiando como capitán, salva a la tripulación que escapa, entre ella a su esposa que da a luz a su hijo. Años después, James Kirk es un joven problemático, brillante como para conseguir excelentes calificaciones para ingresar a la Academia de la Flota Estelar, pero que no siente deseos de desarrollar ese potencial. No ingresa a la Academia hasta que lo inspira el Capitán Pike, quien conoció a su padre en el Kelvin. Allí, conoce al gruñón Dr. McCoy, otro cadete, y choca con el Comandante Spock, que provoca su suspensión por hacer trampa en un test diseñado para hacer fallar al estudiante. El conflicto se interrumpe cuando una emergencia pone a todos los cadetes en servicio, por una llamada de auxilio desde Vulcano, planeta natal de Spock. Spock vive su propio conflicto, al ser mitad humano, mitad vulcano, es visto como extraño en ambos mundos. En Vulcano, el desastre resulta ser provocado por la misma nave que destruyó el Kelvin, y tiene especial interés y conocimientos acerca de Spock. Pronto se revela y deduce que la nave viene del futuro, con una misión específica que esta alterando el curso “natural” de los acontecimientos.
Entonces, el elemento extraño justifica una reinvención de la historia, mientras que el punto de partida es el mismo, y las características del universo son consistentes con las conocidas. Aunque la situación es distinta, James Kirk es el mismo osado, temperamental y algo mujeriego, Spock vive con su conflicto y trata de reconciliar sus dos mitades, McCoy es el gruñón simpático y buen amigo, Uhura es sensible y atenta, Chekov es inocente, dedicado y amable, Sulu es servicial, Scotty el entusiasta. La Flota Estelar es la misma, los vulcanos son los de siempre.
Es una muy buena historia, con mucha acción y espectáculo, pero de muy agradable ciencia-ficción a la Star Trek, pintando el futuro con las más ricas culturas ficticias, y reflejando nuestra sociedad y naturaleza en ese entorno avanzado. Todo el tiempo se ve el choque, adaptación e integración de distintas culturas (distintos tragos extraterrestres en el bar, por ej.), desarrollo de sus características (desde la ilustración de la naturaleza vulcana hasta la mera mención de la existencia de distintos dialectos romulanos) y un enfoque realista de la aplicación de tecnología hiper avanzada (sirenas de alerta navales en las naves espaciales).
La trama tiene algunos puntos débiles, que son lo único que separa a la película de la perfección. Tal vez parezca algo apresurado como muchas cosas caen en su lugar, para que la tripulación termine formada por los oficiales clásicos en sus puestos. El método elegido por el villano para ejecutar su venganza sigue un paso que retrasa la ejecución, el cual es completamente innecesario, y solo esta para generar tensión y dar tiempo a detenerlo después de un rato de poner en marcha el plan. Los más quisquillosos de la ciencia-ficción al final pueden encontrarse cuestionando tiempos y distancias. Lo peor, en realidad, es el final del villano, que representa una decisión algo fuera de personaje para los protagonistas.
El toque novedoso de la película viene por el lado de la acción. Batallas espaciales, tiroteos, enfrentamientos cuerpo a cuerpo, lanzamientos en paracaídas y teletransportes en el último segundo. También hay una mayor osadía en el diseño de nuevos aliens, con cierto aire a Star Wars, sin llegar a algunas de sus marionetas ridículas. Algunas cabezas muy largas, o ojos grandes y saltones, sin dejar de ser seres que pueden funcionar en un entorno humanoide. Pero no es mucho más que eso. En realidad, mucho del “nuevo” atractivo yace en lograr hacer bien y poner enfasis en cosas que en anteriores películas de la saga tenian un lugar menor. Siempre hubo batallas espaciales en Star Trek. También amenazas planetarias en la puerta de la tierra. Villanos furiosos, y vendettas personales hacia los protagonistas. Combate armado y cuerpo a cuerpo. Hoy esos aspectos ocupan un lugar más importante. Las batallas y peleas son potentes, y la amenaza además de terrible, se siente muy cerca de casa, visible desde la misma Academia de la Flota, en San Francisco.
Así, es el viejo Star Trek, y el nuevo Star Trek a la vez. Es la buena ciencia-ficción y la buena acción. Star Trek es el hijo de dos mundos. Puede elegir que camino tomar, pero no toma solo uno de los dos. Hace el propio, viajando temerariamente adonde Star Trek no ha llegado jamás.
Puntaje: 9/10
